PianoMóvil en San Juan de Betulia

DOS DÍAS PARA EL RESTO DE LA VIDA


Por: Cecilia Gil Barvo
“Siéntate tranquilo allí donde se canta,
porque la mala gente jamás tiene canción”.

Trato de encontrar dos días, al menos uno que se parezca a estos 19 y 20 de agosto de 2017 que hemos vivido y no me ha sido posible. Para más señas, busco un antecedente local cuyo resultado sea como el de éste: generar un cosmos de sentimientos, sensaciones y de esperanzas haciendo que toda la poesía contenida cayera con la lluvia en el alma : así fue el coletazo de Harvey en San Juan de Betulia.

Bastará con decir que todo se debe a este titular: PianoMóvil en San Juan de Betulia.
El anuncio del salto del pianista Diego Franco
de París a San Juan de Betulia  
PianoMóvil en San Juan de Betulia es la realización del deseo de dos nostálgicos en Paris: Angélica Montes y Óscar Ortega. A través de la iniciativa Pegaso, ellos se han propuesto acolitar procesos que impacten desde la cultura a la comunidad betuliana estableciendo senderos que son nuevos en un pueblo en donde la palabra proceso siempre es sinónimo de coyuntura sin solución de continuidad y en donde desarrollo cultural es el trasegado andar por lo mismo: poca (o nula) formación artística, contratación de conjuntos de música vallenata -con el alto costo no sólo en lo monetario sino porque representa y legitima un modo único, pétreo, de vida cultural-. Lo otro es el cupo con derechos adquiridos en las fiestas patronales para las bandas de viento. Ah, y diabolines. Eso es todo.

Programación de PianoMóvil
Al conocer del apostolado musical que el maestro Diego Franco y la Fundación Euphonia han echado a andar con el sugestivo nombre de PianoMóvil, la Ciudad Luz fue luz de amor para dar los pasos y lograr que en la agenda estuviera el pueblo sabanero de los diabolines famosos. El sueño ganó cómplices: Carmen Estela y Alba Marina Ortega Gil, Inés María Escudero y quien escribe esta nota. Pero con el paso de los días se sumaron más: Sofía Tovar, Adelina Inés y Adilis Estela Rodríguez Gil, Luis Ortega Gil y su esposa Doris Bula, Astrid Torres, el párroco y el alcalde.  





Concierto en la Plaza Principal
Las dos Sofía, Tovar y Barrios, viendo crecer el
amor por la música
Doña Alba Gil de Ortega
se deja llevar por la magia del piano
Lo que sigue es la evidencia de ese cosmos:  

Carolina interpreta Amor contento (Foto: DRA)
Carolina. A esta abuela la vimos hace años afrontando el dolor cuando a su hijo Silvio lo asesinaron en una noche sin música y en el adiós definitivo de su compañero Luis, Licho, el matarife bueno y servicial que nunca dejaba de sonreír al hablar. Pero en estos dos días Carolina metió en un calabazo bien tapado lo acostumbrado de sus años, lo rutinario, y se fue a ver eso de PianoMóvil, cómo no, a vivir sonoridades nuevas, a que sus manos palparan un violín y osara componer “Amor contento” para que los maestros Andrea Rodríguez, Nicolás Forero y Aura Marina Vargas supieran que su talento era integral.

Georgina. (Foto: DRA)
Georgina sacó tiempo a la elaboración de empanadas, chocolates en bola y casabes. Terminó temprano su faena de años, pero esta vez el afán no era cumplir la cita médica ni un mandado de última hora: se trataba de una invitación que le hicieron a vivir la música, a aprender de instrumentos como si en sus 6 décadas vividas solamente le faltara una clase de violonchelo. Y fue. Una foto congela el momento en que abraza el inmenso pájaro de madera y cuerdas, ella que también echa a volar las aves de sus manos movidas por el viento de los saberes heredados, del patrimonio de oficios de la casa solariega de los Cantero en el Barrio Azul. Allí se ve como tratando de asir la nube de los artistas que le mostraba la maestra Eliana Palacio. Geo, que es tierra y saber, dio a Ana María Garavito -la portadora de la memoria cual escriba contemporáneo con su cámara- una falda para danzar la cumbia el domingo por la noche en ese escenario tan desacostumbrado, tan inusual para estas cosas: el templo parroquial.

Esta parte del relato se llama “Llegar a donde no se conoce a nadie” y es protagonista Yanet Causil, sanmarquera, de la tierra del hombre icotea. Una maestra de la Orquesta Sinfónica Batuta de Sincelejo le avisa que el maestro Diego Franco vendrá a Betulia. ¿A Betulia? Sí. ¡Increíble! Lo siguiente es armar el viaje que ni la lluvia logra trastornar. Viene con Natalia Garavito Causil, su hija, y con ellas Irina Ramos y sus hijos Juan Sebastián e Iván Guillermo. El subtítulo de este aparte es “Confiemos en Dios”, y vea que Yanet asiste a la misa de sábado y encuentra con quién contar: la secretaria de la casa cural es conocida de su pueblo y con una llamada a Eugenia Hoyos Gil consigue el hospedaje para ¡los cinco! En casa de Bertinita Gil hubo un hogar y ellos dieron en gratitud un concierto doméstico con el porro La Lorenza en violín y el Hallelujah cantado por Natalia. Los chicos interactuaron con los artistas de PianoMóvil en el concierto de cierre y tuvieron un lunes de dedicación para aprender más del maestro Diego. Quieren volver a SJDB a seguir abonando en lo sembrado como forma de compartir los consejos de la maestra Claudia García.

Natalia, Juan Sebastián e Iván Guillermo
en la casa que los recibió. 
Melissa Torres, María Isabel Iriarte -Isa- y los hermanos Iriarte y el maestro del acordeón sabanero Chane Meza, heredero de talento y pasión musical de su padre Lisandro Mesa, ofrecieron en la noche del domingo su brillo especial. Y si no fuese suficiente con las sorpresas, los niños de la coral improvisada de PianoMóvil compusieron el himno para la ocasión “toca, toca, toca el piano”.

Melisa fue con su abuela Alcira Gil 
a mostrar su talento

Concierto de cierre
La maestra Eliana Palacio 
compartiendo su saber
Diré más, como si no fuera suficiente, que en los días siguientes PianoMóvil siguió escribiendo historias en todos sus afectados: abundan las felicitaciones y complacencias que se reciben de los tertuliantes casuales en una salida a la calle y para no alargar toca hablar de efectos continuados como en Sofía la niña que le dice a su mamá Sofía Teresa que antes le gustaba la guitarra pero ahora le gusta más el piano. Debo hablar de María Fátima quien hace que su tía Nico la siente en sus piernas y entrelace sus manos para que ella pueda tocar su piano imaginado de dedos tal como lo tocó Diego, el maestro, en esos dos días que no se parecerán a ningún otro en San Juan de Betulia: esos dos días que se nos quedarán fijados para el resto de la vida.


María Fátima tocando piano 
en los dedos de su tía Nico.





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