BITÁCORA DE LA UNIÓN

PATOTA CULTURAL EN LA UNIÓN

LA VENTA DE MINUTOS:
Vivencia de un espacio cotidiano cargado de experiencias



El templo parroquial de La Unión 
preside su plaza principal 



El parque principal de La Unión.

¿QUÉ ES ESO DE COMPRAR Y VENDER MINUTOS?

Quién podía imaginar siquiera 40 años atrás que llegaríamos a un puesto a comprar minutos. Aunque no se trata propiamente de tiempo para vivir más, esa búsqueda incesante de la fuente de la eternidad, sí se trata del fenómeno global de adquirir tiempo para hablar con otros, de comprar tiempo para comunicarnos a través del teléfono celular.  

Inició con la introducción de la directora del proyecto, Cecilia Gil Barvo, quien también puso a conversar al público asistente notándose que en este aspecto de los puestos hay muchas dinámicas culturales que hasta ahora no se habían hecho visibles ante la Patota.


No se contaba con estudios o investigaciones sobre este nuevo componente social que son los puestos de minutos y también de los vendedores o quienes atienden al puesto. Así que esa sería la búsqued a em´render por los asistentes a esta Patota, entre los cuales estaban docentes, cantantes, folcloristas, gestores culturales y vendedores de minutos. Todos coinciden en que han sido usuarios o clientes de este servicio. 

Yoalice Flores Madera tuvo durante mucho tiempo
un puesto de venta de minutos. Aquí nos comparte su experiencia.

En la Patota estuvo presente  Yoalice Flores Madera, quien llegó a compartir la experiencia de vender minutos, tal como ella lo hacía en su puesto . Ella reveló los aspectos y experiencias de su labor al tener el  servicio de minutos. 



El colectivo fue encontrando los aspectos relevantes del oficio, y se fueron develando una serie de elementos y factores que nunca antes se notaban como ahora.

Al transcurrir la Patota, el lenguaje se cargó de palabras y expresiones como: Recargas, descargarse, chip, buzón de mensajes, se va a correo, sin señal, estoy en el SAI, no está disponible; todas estas expresiones representan una jeringonza entendible para quienes son asiduos al uso de este servicio. Los asistentes concluyeron entre sí que este espacio va asociado a la economía doméstica, a la creatividad, a la necesidad, a la competitividad y a los nuevos roles sociales que traen los modernos tiempos. 

Un asistente de lujo es el músico de la tradicional
Banda de La Loma, don Aníbal Huertas Vergara.



¿DE QUÉ HABLA LA PATOTA 
CUANDO HABLA DE VENDER MINUTOS?


Así describe el proyecto al espacio que constituyó el diálogo cultural en La Unión, el puesto de venta de minutos:

La revolución tecnológica en las comunicaciones trajo a nuestros pueblos un nuevo elemento que, inclusive, incide en el paisaje de nuestras plazas y calles que han visto surgir puestos móviles, pequeños escritorios o una persona que se pasea con un cartel o vociferando un nuevo artículo importante en la canasta familiar: los minutos, o servicio de llamadas. Así el lenguaje se cargó de palabras y expresiones como: Recargas, descargarse, chip, buzón de mensajes, se va a correo, sin señal, estoy en el SAI, no está disponible; todas estas expresiones representan una jeringonza entendible para quienes son asiduos al uso de este servicio. Indudablemente, este espacio va asociado a la economía doméstica, a la creatividad para adecuar espacios para prestar el servicio, a ser competitivo para resistir a la competencia y a un nuevo rol comunitario: el vendedor de minutos.
Los integrantes del colectivo aportaron
sus experiencias y apreciaciones sobre
este espacio. 
La Patota va tras este nuevo elemento que se instala en nuestros pueblos, que hace de la palabra MINUTO un elemento tangible y susceptible de comercio. La reflexión propone hallar los modos de ser que se asocian a este espacio, las cotidianas experiencias, el público que sostiene este servicio, adicionalmente, el amoblamiento que permite y los gajes que del oficio se desprende y que interesan a la cultura.


LISTOS Y ACCIÓN: 
LA PATOTA DE LOS ACTORES NATURALES
César Garzón, tallerista, comparte con el colectivo y apoya
con instrucciones



El gestor cultural y artista de teatro, César Garzón, expuso al colectivo la siguiente etapa de la Patota. En realidad, un reto asumido por los integrantes del colectivo que fue escenificar diferentes vivencias o anécdotas que son frecuentes en la cotidianidad de los puestos de minutos.    












¿QUÉ APRENDIMOS EN LA UNIÓN?
La Patota de La Unión será recordada por confirmarnos que todos los acontecimientos y dinámicas humanas devienen en cultura. 

De un momento a otro nuestras comunidades presenciaron la aparición de los puestos de venta de minutos para llamadas por teléfono celular. Un espacio que se fue posicionando hasta hacerse indispensable en la medida en que el servicio que prestaba permitía un acceso fácil a la comunicación para muchas personas que no contaban con este artefacto.

Además, empezaron a configurarse una serie de lenguajes, códigos o reglas del servicio, nuevos relacionamientos sociales y, entre otras, surgen formas encuentro con la otredad y maneras de identificación frente al servicio que hace el dueño del puesto: a quién y por qué llama, en qué lugar del espacio se queda o se retira cuando está recibiendo el servicio, los horarios, las marcaciones con claves especiales, en fin.

Los artistas improvisados de teatro que formaban la Patota Cultural en La Unión, mostraron con talento algunos episodios de la realidad cuando se está en el puesto, por ejemplo:

1. Cuando hay una larga fila de espera en el turno pero el que está hablando demora demasiado, y todos saben que es un asunto de poca importancia y comienza la murmuración y se enfrenta a la defensa de que tiene el derecho a demorarse porque está pagando.

2. Cuando el usuario llama para dar una noticia impactante y no alcanza a terminarla porque se queda sin minutos el celular. Suceso muy común que deja en estado de alarma a cualquiera.

3. Cuando los motivos de la llamada causan en el usuario una incontenible ira, lo que se llama "pelea telefónica" que altera el puesto impacto también a los que están en turno.

4. Las situaciones jocosas, chismes y picardías que suceden.

El ejercicio cultural en La Unión dejó al colectivo satisfecho y lleno de anécdotas inolvidables.


Comentarios